El acontecimiento, según lo teorizó el filósofo francés Alain Badiou, tiene la capacidad de cambiar los nombres, perforar los saberes establecidos y transformar los códigos de verdad. El acontecimiento nombra el vacío y lo llena de plenitud. El 15M, como acontecimiento, no solo tuvo efectos en la política, en la forma de entenderla y practicarla, sino también en el conjunto de una esfera pública que fue disputada para ser ensanchada. Los discursos que antes se escuchaban como ruido, diríamos con Rancière, se empezaron a articular como voces.
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