"Desde que lo probé no he vuelto a fumar"; "Mi amigo me lo dio a probar y vine directo a por él"; "Lo utilizo a diario pero sigo fumando tabaco"... Son algunas declaraciones de usuarios de cigarrillos electrónicos que, según las estimaciones del sector, serán más de 600.000 a finales de 2019. Este producto, cuyos efectos secundarios todavía no están claros, ha crecido como la espuma en los últimos años mientras el consumo de tabaco se lleva reduciendo desde 2007.
Este cambio de hábito busca ser explotado por tiendas especializadas, estancos y tabacaleras, últimas en subirse al carro. Según la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), en el primer semestre el sector ha facturado 45 millones de euros, un 22% más que el año pasado, y la cifra podría ser aún mayor porque no refleja las ventas en estancos.