"Por primera vez en mi vida tengo esperanza en este país", dice con una sonrisa la universitaria Deisa Aramouni al pie de la acampada frente al parlamento libanés en Beirut. Es una de las miles de personas que han protagonizado las protestas más masivas que se recuerdan en Líbano. Desde hace 14 días, un cuarto de la población ha salido a la calle para pedir la dimisión del Gobierno y el establecimiento de un ejecutivo tecnócrata transitorio que convoque nuevas elecciones.
Este martes, lo han logrado. El primer ministro, Saad Hariri, ha anunciado que presentará al presidente la renuncia de su Gobierno "en respuesta a los muchos libaneses que salieron a las calles".