Volodímir Zelenski ha sido el primero en llegar a la reunión de la Comunidad Política Europea que ha congregado a medio centenar de dirigentes europeos en el castillo de Mimi, en la localidad moldava de Bulboaca, a apenas 20 kilómetros de la frontera con Ucrania. El lugar estaba simbólicamente escogido para enviar un mensaje de fuerza a Vladímir Putin no sólo a las puertas de Ucrania sino también en un país que le acusa de intentar desestabilizarlo y que es otra de las exrepúiblicas soviéticas que quiere engrosar el club de los 27.