La adaptación de los pobres a la inflación es muy distinta a la de los ricos. El Banco Central Europeo (BCE) ha observado que, desde que los precios empezaron a escalar a mediados de 2021, las familias con menos ingresos del conjunto de países de la eurozona apenas tienen margen para beneficiarse de descuentos porque ya compraban lo más barato posible. Tampoco han podido adelantar grandes adquisiciones (como la de un coche) para evitar mayores subidas de precios. Y, además, encuentran más dificultades para pedir incrementos salariales.