En Toledo, sobre todo en su Casco Histórico, pocas cosas se reforman, se mueven o se transforman sin que los siglos de historia de la ciudad vengan a recordar que no todo vale. Su ubicación, abrazada por el río Tajo, su patrimonio y su planeamiento urbanístico, modificado varias veces a lo largo de las últimas décadas, la han convertido en un caso excepcional. Esa complejidad ha provocado que algunos nuevos proyectos para la ciudad se hayan encontrado con más obstáculos de los previstos, en aras de salvaguardar su historia y sus tesoros.