Falta un cuarto de hora para el comienzo de la misa de las seis de la mañana. El toque de queda ha acabado a las cinco y los primeros vecinos llegan a la Iglesia con pequeñas cestas de mimbre llenas de comida y adornadas con lazos y flores y poco a poco la nave del tempo se va llenando. Las mujeres con las cabezas cubiertas con gorros de lana o pañuelos coloridos, los hombres con sus abrigos oscuros. Pero no hay alegría en esta Pascua de resurrección en Bucha. La festividad ortodoxa coincide con el aniversario del segundo mes desde el inicio de la guerra.