En Francia, a los políticos les gusta repetir que las elecciones presidenciales "son la cita de un hombre o una mujer y un pueblo". Esta frase abstracta se materializa en ese maratón de visitas a mercados municipales, granjas, fábricas, almacenes, comercios y colegios, en el que viven inmersos Emmanuel Macron y Marine Le Pen desde hace casi un mes. Con este ejercicio, Macron intenta deshacerse de su etiqueta de "presidente de los ricos" y "presidente de las ciudades" y Le Pen trata de presentarse como la portavoz de la "Francia de los olvidados".
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