Los personajes de la obra practican un curioso juego con el diccionario, al que llaman cementerio, lo que nos da una idea de la visión negativa que Julio Cortázar tenía de él
Hubo alguna ocasión en que la Real Academia Española dejó de ser y llamarse Real. Fue, por ejemplo, en la Segunda República, de 1931 a 1939. Durante aquellos años, la corona de su emblema pasó a ser mural, de murallas con torreones intercalados. Podemos verla en la portada del malogrado Diccionario histórico de la lengua española (1933-36) —que solo llegó a ver dos tomos, los correspondientes a las letras a y ce— y también si vamos a la Biblioteca de la Docta Casa y solicitamos la consulta de las signaturas d 0-83 y d 0-84, que pertenecen al Diccionario de la lengua española en su decimosexta edición, publicado en 1936 por los talleres de Espasa Calpe.