Pocoyó tiene 20 años. No vive los altibajos de llegar a la edad adulta, sino que sigue siendo el dibujo tridimensional de un niño de dos o tres años vestido de azul de pies a cabeza que trata de descubrir el mundo junto a sus amigos, un pato llamado Pato y Elly, una elefanta rosa.
Mientras en su vida no han pasado demasiadas cosas imprevisibles, la casa que vio nacer a Pocoyó, la productora Zinkia, es todo lo contrario. En dos décadas ha experimentado desde tormentosos cambios en su equipo directivo ?procesos en los tribunales incluidos?, entrar y salir de un concurso de acreedores por problemas financieros hasta disfrutar de las mieles de estrenar un mercado bursátil y tener que salir de él porque no salían los números.
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