El domingo, todo cambió en Bolivia. Después de tres intensas semanas de protestas entre acusaciones de fraude en las elecciones del pasado 20 de octubre y una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que encontró irregularidades contundentes en esos comicios. A pesar de que Evo Morales había anunciado una repetición electoral, la cúpula militar del país presionó al líder boliviano "sugiriéndole" que dejara el cargo y este, denunciando un golpe de Estado, renunció.
Ante las voces que cuestionan que no se trata de un golpe, ya que en este caso los militares no utilizaron la fuerza para interrumpir de manera inconstitucional un Gobierno, como sucedió en el pasado en varios países de América Latina, expertos y figuras políticas como el senador socialista y excanciller chileno José Miguel Insulza lo tienen claro: en Bolivia sí ha habido un golpe de Estado.