La Organización de Estados de Americanos (OEA) se dividió este martes entre aquellos países, liderados por Estados Unidos, que piden pasar página en la crisis en Bolivia, y los que reclaman al organismo una condena contundente al "golpe de Estado" que forzó la renuncia de Evo Morales.
La sesión extraordinaria convocada hoy por el organismo se convirtió en un cruce de reproches y declaraciones grandilocuentes, en los que los Estados reiteraron sus posiciones, pero no llegaron a aprobar ningún documento vinculante que exprese la postura mayoritaria del bloque hemisférico.
Al contrario, la división evitó llegar a acuerdos. Por un lado, 15 de los 34 países que son miembros activos de la OEA pidieron la convocatoria de elecciones en Bolivia "lo más pronto posible"; y, por otro lado, México, Uruguay y Nicaragua alertaron del peligroso precedente que puede suponer un "golpe de Estado" contra Morales.
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