Nos enfrentamos al segundo fin de semana en casa y después de teletrabajar, de horas de televisión, de informativos, quizá sea el momento de poner orden en casa, pero no como un fin de semana cualquiera: en profundidad. Ya está aquí el fin de semana en el que hay tiempo de sobra.
Estar en casa permanentemente permite que las costumbres se relajen, pero eso consigue que nuestra mente se encuentre más dispersa y desconcentrada.
La cama sin hacer, el desayuno aún a media mañana sobre la encimera o los papeles sin archivar, no son una opción de vida, aunque las visitas que vayamos a recibir sean cero.
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