Distintos argumentos en diferentes frentes facilitan que el Banco Central Europeo (BCE) pegue otro martillazo a la economía, pese a que la actividad ya está estancada en varios países de la eurozona (entre ellos Alemania) y que sobrevuela un alarmante riesgo de recesión, con la excepción de España.
La institución monetaria decide este jueves si sube los tipos de interés oficiales otros 0,25 puntos, al 4,5% —un máximo de 2001—. Tiene argumentos para hacerlo: los carburantes han vuelto a subir, los salarios repuntan con fuerza y el euro se deprecia.