“La primera vez que vi el retablo, estuve tres horas mirándolo para describirlo y anotarlo; a nivel artístico, nunca he tenido una emoción tan grande”. Después de varios años de búsqueda, Francisco Marco Sastre accedía junto a su mujer y sus dos hijos al interior de la basílica de San Kunibert, en la ciudad alemana de Colonia. El historiador y su familia habían tenido que recorrer casi dos mil kilómetros para ver el retablo gótico que en 1909 había salido de su pueblo, Caudete, situado en el extremo sureste de la provincia de Albacete.
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