En 1983, 150 niños de entre tres y 17 años procedentes de varios países viajaron a Uruguay solos, sin sus padres, a conocer a sus familias. Iban a visitar un país que recordaban vagamente o incluso no conocían. Un país que seguía comandado por una Junta Militar que mantenía una férrea dictadura que había comenzado 10 años antes. El viaje lo organizó el Comité internacional pro retorno del exilio uruguayo con varios países entre los que tuvo una especial relevancia España, donde el PSOE acababa de acceder al poder.