Los días se viven mejor cuando suenan. La música les añade capas de sentimientos, verdad y ánimo. También suma una dimensión con altísimo potencial de aunar recuerdos con melodías, de encapsular en forma de letras y acordes las vivencias para la posteridad. Por ello, aquello a lo que cada persona presta sus oídos cada año se erige como su irrepetible banda sonora. Pero no todo se reduce a la reproducción de discos. Están los visionados de videoclips, los conciertos y los festivales llamados a ampliar su poder, significado y disfrute.