Ha sido Marisa Paredes, compañera, amiga y 'devota' de Juan Diego la que ha resumido en un gesto la despedida al actor, fallecido ayer en Madrid: el puño en alto, la sonrisa en los labios, el orgullo de haberle conocido y el recuerdo de los maravillosos momentos vividos con él, dentro y fuera del escenario.
"Ha sido una suerte trabajar con él, vivir con él, también en su lucha por nuestras reivindicaciones. Era un tipo magnífico, maestro de la vida, pero sobre todo, del compromiso", ha señalado la actriz, una de las últimas amigas del artista en llegar a la capilla ardiente que el Teatro Español acogió con un escenario lleno de flores y una pantalla gigante donde se proyectaban continuamente imágenes suyas.
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