Hace seis meses, Murcia acogió el último campamento de Bikram Yoga y al gurú que lo impartía, Bikram Choudhury. No es la primera vez que nuestro país le rinde pleitesía al hombre que fue acusado de abusos sexuales y violación por sus alumnas y que ha sido calificado como el Harvey Weinstein del yoga. Sus centros trufan los barrios más exclusivos, desde Chueca a Salamanca, y algunos como Nacho Cano y la reina Letizia se confiesan fanáticos.
Este método consiste en 26 posturas practicadas en una sala a más de cuarenta grados. Sus beneficios son directamente proporcionales a la tortura sufrida durante los noventa minutos que duran sus sesiones y que, desde hace tres décadas, practican presidentes, actores y magnates de todo el mundo, especialmente de Estados Unidos.