Para Wim Wenders el cine es algo más que una profesión. Se ve a sí mismo como un artesano, como alguien que con sus manos construye algo con lo que intentar cambiar las cosas, aunque sea un poco. Hasta en sus películas más fallidas ?que por desgracia últimamente han sido varias? se nota ese cuidado a cada historia que decide contar. Siempre en Wenders hay esa pasión con la que deslumbró en el cine de autor gracias a obras maestras como El cielo sobre Berlín o, sobre todo, Paris, Texas.
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