Hace unos días Pixar estrenaba Out (Salir), un cortometraje protagonizado por un joven que se enfrentaba al conflicto de contarle a sus padres que era gay. La armarización y el temor al rechazo en la comunidad LGTBIQ nunca se habían abordado de una forma tan tangible, abierta y sincera en una ficción de Disney.
La compañía del ratón, que compró Pixar en 2006, siempre se ha mostrado reticente a la asunción de narrativas abiertamente sociopolíticas, aunque sus películas no estén ni mucho menos exentas de ofrecer lecturas en este sentido. Lo LGTBIQ, sin ir más lejos, lleva produciendo quebraderos de cabeza en los estudios mucho tiempo, y les ha granjeado más de un boicot.