En España, un niño de barrio, de Carabanchel, se convirtió en un fenómeno literario. Se llamaba Manolito Gafotas, y su éxito radicaba en que los jóvenes se sentían realmente identificados con las aventuras y líos de aquel chico con gafas, hijo de un camionero, que le gustaba cantar Campanera. Había algo clave en Manolito Gafotas, era un chaval de barrio. Un hijo de la clase obrera que se enorgullecía de ello y que vivía marcado por lo que le pasaba a sus padres, pagar la letra del camión, llegar a final de mes…
Si en España tuvimos a Manolito, en Francia tuvieron al Pequeño Nicolás, el protagonista de un gran número de libros que crearon entre los años 50 y 60 el escritor y guionista René Goscinny, creador de Astérix, y el dibujante Jean-Jacques Sempé.