En 1974, Garrett Brown ideó algo que cambiaría la historia del cine. Se trataba del steadicam, un estabilizador que permitía suspender la cámara con unos arneses para hacer movimientos suaves y conseguir planos hasta entonces impensables. Pero este inventor, de repente, recibió una llamada: era Kubrick, que lo quería como operador de cámara para una película que estaba preparando y para la que aquel sistema venía de perlas: El resplandor (1980).
Pero para una de las escenas había un problema: Kubrick quería grabar a Daniel Torrance con el triciclo por los pasillos del Hotel Overlook y que al mismo tiempo se escucharan los ruedines golpeando el suelo, algo imposible de hacer sin que además sonaran los pasos del operador de cámara corriendo.
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