“El Ministerio de Cultura está más contento que los artistas”. Es el resumen de Eva Moraga, abogada especialista en el sector de las artes visuales, sobre los nuevos apartados del Estatuto del Artista que acaban de aprobarse el Consejo de Ministros. Y es un análisis compartido por la mayoría de los participantes en el dilatado proceso de construcción de una norma llamada a acabar con la precariedad del trabajador cultural, cuyas especificidades y privilegios pivotan sobre un lema sagrado: la creación cultural es un patrimonio de todos que la comunidad debe proteger.