El año que vivimos peligrosamente, el título de la laureada película australiana inspirada en las revueltas de 1965 contra el régimen de Sukarno en Indonesia, podría definir el estado de tensión permanente que la economía mundial ha registrado en 2023. En los últimos cuatro años, con la Gran Pandemia y el irreverente ciclo de negocios post-Covid como telones de fondo, han emergido disrupciones comerciales y logísticas, guerras en Europa como la de Ucrania, o el conflicto en Palestina, o escaladas de precios en materias primas energéticas, minerales y alimentarias.
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